Un torero salta al ruedo, bien ataviado con el traje de luces y la montera, elegante y valiente, amparado por los bravos de la gradería. Aferra la espada con puño decidido, sabiendo que se enfrentará a unos salvajes toros de la raza Crisiseconómica. No puede vacilar, otros han caído antes...
La gente se pone en pié para recibir al primero de ellos;
se trata de un feroz Miura llamado Sanidad.
Después de recortarle un par de veces, sin dificultad, tumbó a la bestia con
una buena estocada y, mirándole a los ojos, remató la faena con una puntilla
precisa y letal. El segundo, apodado Educación,
fue más difícil de recortar; una cornada rozó el brazo del torero, pero a pesar
de ello, se mantuvo firme. Hicieron falta un par de verónicas hasta que hubo
mareado al toro, para asestarle la estocada final. Fue una corrida complicada
pero el matador consiguió salir del ruedo con las dos orejas de Sanidad y el rabo de Educación.
Y es que, si hay algo que caracteriza a este país, es que
se tienen las prioridades muy claras; si podemos hundir bien la espada en la
Sanidad y asestar las banderillas en la Educación, para qué necesitamos más
orejas? Hagamos un par de verónicas y perdonemos la vida a otras bestias como
la Iglesia o el Fútbol.
Como dirían los Ketama, "no estamos locos, sabemos lo
que queremos"...¡Y tanto! Que se lo digan a los cacereños de Guijo de
Galisteo que, si les dan a escoger entre destinar 15.000 euros en corridas o en
creación de empleo, la duda les ofende...¿Qué pregunta es esa? Donde esté un
buen Miura, ¡que se quite un sueldo!
Porque, si creían que la situación ya era demasiado
acusada como para decir, "tranquilos, España va bien", se equivocan. Dos
de los tres pueblos que han participado en el referéndum consideran que la
situación no está tan mal, que un toro le quita las penas a cualquiera. Sólo
181 sufridores de los 423 que han participado en las votaciones prefieren
destinar el dinero a crear puestos de trabajo. Se ve que un 25% de desempleo
entre los vecinos no es tan preocupante...
Ya decía el Ayuntamiento que podía pasar cualquier cosa, porque
en el pueblo había una gran tradición torera, pero me da a mí que los parados
de Guijo de Galisteo esperaban un poquitín más de comprensión de sus queridos
vecinos. Pero, oigan, ¡pelillos a la mar! Así por lo menos tendremos alguna
manera de entretenernos en la cola del INEM...
Esto demuestra que todo es posible, aún hoy, en pleno
2012 todavía queda quién cree que los toros no sufren, que sólo existen para
ser toreados; qué gran verdad dijo Vargas Llosa el pasado lunes en TVE cuando
afirmó que si "a un toro le preguntamos si prefiere morir en el ruedo o
dejar de existir, querría vivir para acabar muriendo en una corrida". Todo
esto supone una gran revelación, quién sabe si mañana en Catalunya abrimos los
ojos y volvemos a aceptar la tauromaquia en la Monumental...Si es que...¡tres Olés por las mentes pensantes de este
país!
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