Nuestro querido
ministro de Educación, Cultura y Deporte es igualito a un avestruz. Y no me
refiero sólo a que el señor Wert parezca una ave desplumada y con cara de loco
-que también- sino a que ambas bestias comparten la cobardía. Así como unos, en
ver que se acerca un león, esconden la cabeza debajo de la tierra; otros sepultan
los problemas bajo una gruesa capa de excusas y patéticos eufemismos políticos
y...voilà! Problema resuelto.
Cerremos los
ojos, dejemos que Wert agite su varita y diga las palabras mágicas
"adoctrinamiento ideológico" y, de golpe, los gays han desaparecido
del panorama educativo. Pero, amigo mío, le confesaré algo...cuando saque la
cabeza del agujero que ha cavado en la tierra, los homosexuales seguirán ahí.
Pero qué podemos esperar de un amante de la censura que dijo que "la
Comunidad educativa no puede ser democrática"...¿Democracia? Menuda
chorrada!
Aprovechemos que
los niños son pequeñas esponjas y recreemos el experimento de La Ola...eliminemos la tolerancia, las
referencias a las desigualdades sociales y plantemos la semilla de temas como
el terrorismo o los nacionalismos excluyentes. Años después veremos cómo
germina en ellos un odio irracional propio de la derecha de este país. ¡Qué
sabio es usted al enseñar iniciativa en la economía privada! Mañana en los
parvulitos se dejará de jugar al escondite para empezar a jugar en bolsa.
Y aún queda lo
mejor de todo: si alguien pregunta,
diremos que esto es culpa de los padres y de la crisis económica. Pero todos
recordamos que la película acaba con una absoluta pérdida de control...Así que,
señor Wert, ya se puede esmerar en desempeñar un buen papel con los Deportes, porque
a lo que a Cultura y Educación se refiere, ya no hay nada que hacer.
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